BUENOS PROPÓSITOS NO, SÓLO UNO
Yo soy de las que se plantean los propósitos del año nuevo en septiembre, voy con el año escolar, aunque se que lo habitual es que en estos últimos días del año nos planteemos buenos deseos con intención de cumplirlos en los doce meses siguientes que se nos aproximan. Planificamos metas deseables pero este año, por esta vez, te voy a pedir que además de empezar la dieta el día 7, dejar de fumar el día 2, aprender inglés y ordenar el trastero antes de mayo (no te rías, sabes que al menos dos cosas no vas a conseguir), además de todos tus propósitos de enmienda, incluyas en tus buenos deseos uno más, que hoy mismo transformarás en un buen hecho.
Lo que te pido es fácil y complicado a la vez, fácil de plantear, de comenzar, difícil de mantener. Sí, más difícil que aguantar con la dieta hasta abril. Se trata de cambiar las expectativas que tienes de las personas a las que quieres.
Las expectativas que nos creamos de los que nos rodean y que no consiguen alcanzar, hacen que muchas veces nos sintamos tristes, decepcionados, desilusionados e incluso enfadados con ellos.
Si nos sentimos mal porque no han cumplido con la expectativa, lo expresamos con conductas negativas, se lo comunicamos de una forma errónea, por lo que casi nunca entienden el porqué de nuestra conducta y se enfadan o sienten mal por nuestra actitud, creándose así un circulo vicioso en el que nadie sabe cómo ni porqué, pero la relación se deteriora.
Por ejemplo, mi pareja no es nada imaginativo ni romántico en cuanto a regalos se refiere. Pero yo me creé la ilusión el año pasado, que a base de repetírselo ese año iba a cambiar y me iba a sorprender. Fueron pasando fechas delicadas: Reyes, San Valentín, el aniversario de novios, el decimotercer día en el que dejo caer que me encantan las sorpresas… Para cuando se acercó mi cumpleaños en otoño, el piloto de expectativa centelleaba gritando Danger danger. Y sin pena ni gloria, pasó un cumpleaños más en el que se me quedó cara de pan sin sal ante la pregunta de dime que quieres que te compre que no se me ocurre nada. ¿De quien es la culpa de sentirme decepcionada? Mía y sólo mía. Llevo casi veinte años con él ¿por qué este año iba a ser diferente? Es parte de su personalidad, de esa personalidad que me encanta y me tiene enamorada por muchas otras cosas, aunque la imaginación en los regalos no esté entre ellas. Hubiera sido diferente si él me hubiera prometido que ese año se iba a esforzar, que me hubiera jurado que se iba a convertir en el chico más detallista de aquí a Oklahoma, pero no dijo nada. Ni si quiera se lo pedí. Fue una ilusión que se creó mi cabecita una tarde aburrida en la que deseé una sorpresa.
Las mejores cosas de la vida son inesperadas porque no había expectativas.-Eli Khamarov.
Y ahí precisamente radica el problema de las expectativas que nosotros solos nos creamos. Imaginamos que las personas que nos importan, por arte de magia, dejan de ser ellos mismos para adquirir las cualidades que nos gustaría, y eso, eso es un problema que nosotros nos sacamos de la manga, porque muchas veces, la mayoría, ni si quiera les hemos dicho lo que esperamos de ellos. Por eso para este nuevo año te pido que sigas estos sencillos pasos para olvidarte de las falsas expectativas que nos creamos y que tanto daño hacen ¿Qué vas a conseguir con esto? Ser más feliz al querer a los tuyos de manera más realista, ellos se sentirán también más queridos, apreciados y valorados y como bonus extra, vamos a atajar unas cuantas pataletas porque no esperaremos nada que no vaya a llegar.
Coge lápiz y papel y sigue mis instrucciones:
PASO 1:
En la parte de arriba de la hoja escribe el nombre de la persona a la que vas a liberar de tus expectativas, ya sea tu pareja, hijo, amiga o incluso suegro, por qué no. Ahora traza dos líneas verticales, de arriba abajo, de manera que divida el folio en tres columnas o zonas. En la columna de la izquierda del todo vas a poner POSITIVO. En la central NEGATIVO. Si vas por buen camino, tiene que quedarte algo así.

PASO 2:
Bien. Ahora, en la columna de POSITIVO, ve escribiendo todas las cosas buenas que tiene esta persona, todo lo que te encanta de ella, o que te saca una sonrisa. Escribe, escribe. Continuamos con la columna central, la de NEGATIVO, en la que escribirás todo aquello que no te gusta, que te enfada, que te incomoda de esa persona a quien acabas de adorar en la columna de al lado. Puede que escribirás cosas como perezoso, desordenada, contestón, cabezota, egoísta, sin sangre en las venas… Vale.
PASO 3:
Tienes dos listas, y si estamos hablando de alguien a quien quieres seguro que es más larga la columna de la izquierda, la de las cosas positivas. Pues bien, tacha la columna izquierda por completo, todas esas cosas positivas no sirven para mucho en este ejercicio, nada más que para tomar un poco de conciencia de todo lo bueno que tiene esa persona a la que quieres.
PASO 4:
Ahora, mira la columna central, mira cada adjetivo escrito, cada anotación que describe lo que tanto te molesta. Pues para cada una de ellas, en la columna de la derecha, escribe la parte positiva de eso tan horrendo que te saca de tus casillas. Si seguimos con los ejemplos que tenemos aquí arriba podríamos traducirlos en calmado, creativa, reivindicativo, tenaz, tranquilo. ¿A que cambia la perspectiva? El objetivo de esto es ser conscientes de que los rasgos o actitudes que tanto nos molestan de los demás, no son siempre negativos, sólo que nosotros los vemos así. Siempre tienen su parte positiva y beneficiosa aunque a nosotros nos molesten. Con un poco de empeño, podemos sacar la parte positiva de cada uno de ellos. Esto nos ayuda a ser más conscientes de lo que no podemos ni debemos buscar en esa persona, porque no lo posee, y darnos cuenta de que sin embargo, tiene un sinfín de cualidades que nos gustan y que las que nos gustan menos, no son tan malas como nos parecía hace un rato.
PASO 5:
Pero espera, un último paso. Da la vuelta al papel. Anota todo lo que tú tienes o haces que no le gusta a esa persona, y también, todas las expectativas que no cumples para el o ella. ¿Protestas por todo? ¿No eres capaz de ser nunca puntual? Siempre te reprocha tu dejadez por no rellenar la botella de agua de la nevera y tú, sin embargo, no puedes evitar dejarla tal cual una vez terminas de beber. Como ves, la perfección tampoco te ha alcanzado ¡y mucho mejor!, sino serías una persona demasiado aburrida.
Coge este papel, guárdale pero no muy lejos y cuando dentro de unas semanas te hayas olvidado de esta reflexión y tu cabeza hierva ante un desplante semejante como que los calcetines estén de nuevo bajo la cama sin recoger, echa mano de estas listas y sonríe al comprobar que esa persona a la que tanto quieres, sigue siendo ella misma, con las virtudes y defectos que la hacen única y por eso la quieres.
Cuando dejas de esperar que la gente sea perfecta, te pueden gustar por lo que son.-Donald Miller.
¿Vas a realizar esta tarea? Estaré encantada de que me cuentes tu experiencia!
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2 comentarios
Que identificada me siento con tu post! Es cierto que nosotros mismos somos los que nos hacemos ilusiones y esperamos cosas de los demás que ni siquiera les hemos dicho. A mi me pasa lo mismo con mi esposo, siempre espero que me sorprenda en fechas especiales y no pasa.
¡Feliz año nuevo Raquel!
Es verdad, pensamos para nosotros lo que nos gustaría que fuera y luego nos decepcionamos por no verlo cumplido, cuando ¡ni si quiera los demás saben lo que deseamos!. Las expectativas que nos creamos son el principal enemigo que nos creamos para querer y aceptar a los demás tal como son.
Un abrazo y gracias por pasar por aquí.